viernes, 18 de marzo de 2011

My pictures

Pronto subiré un resumen de mis dos últimas semanas en India, hasta entonces, os dejo la web donde estoy subiendo las fotos de mi viaje. Por ahora podéis ver Malawi, Nueva Zelanda, Australia, Singapur y Vietnam

http://www.photostohelp.com/alvaroh

Espero que os guste la web, aunque no tenia ni idea de HTML, creo que tras leer mucho y algunos tutoriales me ha quedado algo bastante decente

domingo, 6 de marzo de 2011

Kitesurfing Brasil

En Brasil aterrizamos el 9 de agosto. Digo aterrizamos, porque fuimos una expedición de 15 kiters. Todos liderados por mi hermano Luis, organizador y máximo culpable de que este fuera un viaje inolvidable.

Podría escribir un libro sobre el viaje, podría hablaros durante días, recordar todos esos momentos que hicieron de Brasil un viaje que perdurará siempre en mi memoria… Pero no, hay veces que un imagen vale más que mil palabras. Si junto muchas imágenes y las pongo música, podría intentar resumir una de las mejores etapas de mi viaje en algo más de 7 minutos. Digo intento, porque es imposible conseguirlo… pero al menos, os dará una idea de cómo fue.

Por vosotros, Isa, Pizca, Popi, Amalita, Susana, Vicky, Cecilia, Eli, Cristina, Tomy,  Juan, Quique, Lluis… y por supuesto, por mi querido  hermano Luis, “the organizer”, espero que disfrutéis de este video… Kitesurfing Brasil!



De todas formas, todo video no está completo sin unas líneas …

Aterrizamos en Fortaleza, y como no podía ser menos, ya nos estaban esperando para llevarnos al Hotel Windtown de Cumbuco. Poco a poco fueron llegando la totalidad del grupo. Algunos como Eli y Juan o como Cecilia, se hicieron de rogar y llegaron unos días mas tarde.

El hotel estaba genial. En primera línea de playa, con bungalós y habitaciones que estaban bastante bien, decoradas en blanco inmaculado, simplemente perfecto para nuestras intenciones. Es un hotel enfocado al Kite al que no le falta de nada. Tienen un cuarto para dejar la cometa, un mirador para que los más perezosos o más cansados puedan ver como intentas tu último truco. Piscina, jardincito perfecto para limpiar la cometa, y un restaurante que sin ser estrella Michelin, era perfecto para reponer fuerzas.

Como todos los viajes de Kitesurf Travelers, el grupo se congenio a la perfección. Los nuevos se adaptaron a los ya veteranos fans de nuestros viajes.

En Cumbuco estuvimos cuatro días que dieron para mucho. Sin duda alguna, nunca olvidare el downwind que Tomy, Luis y yo hicimos hasta Paracuru. Perdón por la expresión, pero fue brutal. Salimos en Buggy desde el hotel, fuimos recorriendo la playa hasta que a falta de 15km para llegar a Paracuru, vimos una lagoa perfecta para calentar antes de iniciar el downwind. No es por ser chulo, pero me salí. Backloops, frontloops, transitions, parecía que me salía todo… En cuanto cogimos confianza, salimos de la lagoa y recorrimos con la cometa, todavía en el aire, los 100m que había hasta el mar. Luis y Tomy se lanzaron enseguida… yo me quede a escuchar las instrucciones de nuestro buggero. Era simple, en función de las señas que nos hacía, debíamos meternos mar adentro o acercarnos a la playa. En cuanto alcance la playa, vi el primer percance, Tomy estaba con la cometa desinflada, la había liado parda! Meterse en el agua era una autentica proeza, tenías que luchar contra tu mente que se asustaba y contra la fuerza de las olas. Impresionante el tamaño, un error significaba tragar más agua que en toda tu vida, o algo mucho peor. Poco a poco nos hicimos a las condiciones, y con nuestros más y nuestros menos, conseguimos llegar a Paracuru. Los 15km de downwind fueron increíbles, los disfrutamos al máximo. Daba mucha seguridad tener un buggy siguiéndote y saber que si te pasaba algo ahí estaba para rescatarte, y así hizo. Aún así, es de destacar a Tomy, que ni corto ni perezoso arriesgaba siempre hasta el final. Ya en Paracuru, las olas nos dieron un respiro. Gracias al fondo de esta impresionante bahía, las olas rompen a unos 250m de la playa, así que tienes un pequeño espacio donde puedes disfrutar de agua “plana”. El spot está muy bien montado, junto a el, hay un chiringuito impresionante que se come fenomenal y súper barato. Por la tarde, emprendimos el camino de regreso. Debido a las mareas, ya no podíamos ir por la costa. La noche nos alcanzo antes de lo previsto, y entre tanto camino de tierra, tantas bifurcaciones acabo pasando lo que tenía que pasar… Nos perdimos. Menos mal que nuestro guía supo encontrar el camino de vuelta.

Las niñas también disfrutaron de lo lindo en Cumbuco. Desde las que se dedicaron a tomar el sol, sacar fotos y disfrutar del paraíso, hasta las que se concentraron en el kite. Todas mejoraron muchísimo, desde Susana que consiguió levantarse hasta Isa y Vicky que casi empezaron a ser totalmente independientes. Un día fueron a una lagoa y se las tuvieron que ver con la cantidad de kiters que había ahí. Es la excepción de Brasil, ya que normalmente estas solo en el agua. En Cumbuco hubo algunos incidentes, desde una cometa que se engancho a una palmera, hasta un nuevo estilo de salto… “la ranita presumida”. En fin, ninguno paso de la mera anécdota, que es lo más importante. La peor parte se la llevo una pareja amiga de Enrique que acabaron ambos un poco mal, sobre todo ella que acabo con el culo al aire (literal, despellejado!!).

La noche en Cumbuco no la explotamos mucho, o yo no la explote casi nada.  Al menos una noche pudimos disfrutar de una cena bastante rica en el pueblo. A la cena se nos unió el profesor de la escuela, hoy no recuerdo por qué jejeje. Esta claro que en el próximo viaje habrá que salir más.

El cuarto día llego más rápido de lo esperado, y cuando el sol ya se había acostado, aparecieron tres 4x4 para recogernos. Emprendimos un viaje de 4 horas desde Cumbuco hasta Jericocuara. Lo más alucinante es la parte final del viaje cuando atravesamos el parque nacional de dunas. Me quedo con la foto que hice en mi memoria en una parada en lo alto de una duna. El cielo estrellado, la luna iluminaba las inmensas siluetas que el mar de dunas dejaba bajo su sombra, y al final de todas ellas, un resplandor brillaba en toda esa semioscuridad… Jericocuara (que bonito me ha salido).

Llegamos bien entrada la noche a la Posada Naquela, nuestra casa en lo que quedaba de viaje. Digo casa porque nos trataron así de bien. El gerente del hotel estaba esperándonos solo para darnos la bienvenida. Sin duda una persona encantadora, trabajadora y siempre preocupado por nuestro bienestar. El hotel no podía estar mejor escogido, las habitaciones cómodas, bonitas y amplias. El jardincito acogedor y la piscina en el centro del complejo era perfecta para relajarte después de un día de kite.

En Jeri algunos estuvieron solo 3 días, otros algo más, Luis y yo tuvimos la suerte de estar 14 días! El tiempo es relativo, ya lo dijo Einstein. El día que me embarcaba en un avión dirección Sao Paolo, no me lo podía creer, tenía la sensación que era ayer cuando llegamos a Jeri. Nada más lejos de la realidad, echaba la vista atrás y solo veía momentos alegres, felices, inolvidables… un cumulo de sensaciones que solo resultan de mezclar en la misma copa tus mejores amigos, tu deporte preferido y un lugar mágico. Condiciones perfectas con la gente perfecta. Un cóctel sabroso, revitalizante y único que tuve la suerte de poder beber y disfrutar como nunca antes había hecho.

Me subi al avión, y sentado en la ventanilla del asiento 24f, decidí no hacer nada más que repasar las vivencias de mis últimos días. Tenía por lo menos 4 horas de vuelo y la pena de la despedida de mi hermano estaba muy presente. Sin saber porque, mi mente me transporto al día de las lagoas.

Aprovechando que era el último día de las niñas, fuimos todos a la Lagoa Azul y Lagoa Paraiso. Un día muy especial donde Jeri se pudo despedir de las niñas. La pobre Isa fue picada por una abeja, pero ese fue el único “pero” de un día donde todos estuvimos riéndonos, relajándonos y disfrutando del agua cristalina de las lagoas, de una comida que llego muy tarde pero fue muy abundante, de varias sesiones de fotos, del agua de coco y de los comodísimos asientos de la parte trasera de nuestra camioneta.

Mi mente se empeñaba en recordar, y me recordó el downwind que hicimos Eli, Juan, Luis y Yo hasta la Lagoa de Tatiuba, un downwind de casi 20km, viento constante, perfecto, con más y menos olas, con momentos donde te salía todo y momentos donde no te salía nada. 20km en el paraíso, con dos finales espectaculares, el primero en una laguna de agua plana que tras 20km de olas me supo a gloria y el segundo, en el chiringuito de Tataiuba donde la comida y un par de langostas pusieron el broche final a un día que no fue terrenal. Tampoco lo fue el día que vine aquí solo con Luis. Vinimos del tirón, a disfrutar solo de la “lagoa”, y bien que disfrutamos. El camino en buggy ya mereció la pena, un paisaje espectacular nos amenizo la hora de trayecto por dunas, cruzando ríos, y manglares espectaculares. Decidimos turnarnos, mientras uno hacía kite, el otro tomaba las fotos. Disfrutamos de la exclusividad del lago, no había más de 3 cometas donde caben 100, fue una sesión para recordar. Las langostas que nos devoramos nos devolvieron las fuerzas perdidas durante el día. Terminamos el día contemplando el atardecer desde lo alto de la duna de Jeri, lo que culmino por hacer más especial un día de hermanos, un día de mejores amigos.

Sin saber como ni porque, me vi en Isla de Iguagiru. Una “lagoa” inmensa donde Cecilia no solo consiguió levantarse por primera vez, sino que consiguió ir upwind, Enrique consiguió dar sus primeros saltos, Eli iba y volvía al mismo punto, y donde Juan, Luis y yo competimos por saltar cada vez más alto. Aquí pudimos disfrutar como nunca del agua plana y de Cecilia haciéndonos fotos, de todo el bar apostando por quién de los presentes se iba a romper la cabeza antes, del viento (no muy constante pero potente), del paisaje espectacular con los molinos de viento al fondo, en definitiva, disfrutamos de un día gran día de kite.

Mi mente me llevo de vuelta a Jeri, esos primeros días donde Isa, Vicky, Popi y Pizca hicieron su primer downwind, donde Popi hizo sus primeros largos y la cámara de Amalita inmortalizaban el momento, donde la cometa de Isa se rompió, aunque al día siguiente la tenía como nueva,  donde Tomy  y Luis consiguieron ir Blind, donde yo salí por los aires y tuve que desengancharme de la cometa para dejar de comer más tierra, donde Luis tuvo que ponerse un neopreno para aliviar sus heridas provocadas por el harnees, donde los que más sabíamos nos picábamos por hacer el mejor truco, saltar más alto y coger mejor las olas. La competición entre todos era continua, aunque lo negásemos, todos estábamos pendientes de los trucos que hacían los otros, si les salía bien, no te alegrabas tanto como cuando te salía a tí. Fueron días donde el viento acudía siempre a su cita con nosotros. A las 11:00h sabía lo que tenía que hacer, ni 5 minutos antes, ni 5 después. Siempre fuerte, quizás demasiado, siempre constante. Algún día apareció resacoso, algo más tarde, pero nunca nos dejo colgados, se hizo nuestro amigo, y nunca nos fallo. Amalita fue nuestra fotógrafa profesional y se encargo de inmortalizar los momentos en forma de pixeles y archivos jpeg. Más de un kiter ajeno a la expedición trago agua por querer impresionar a nuestra Amalia. En definitiva, fueron Jeridías, días inolvidables.

Prea también vino a mi mente. Las niñas nos abandonaron un día por hacer un plan “only girls”. No todas, ya que Eli se lanzo mejor que nunca a luchar contra las olas, Cristina y Lluis nos acompañaron en una sesión de saltos y fotos espectacular y Enrique ya parecía un pro entre tanta ola. Disfrutamos de la cocina espectacular del Ranxo do peixe, y de su lujoso hotel. Dicen que el mundo es un pañuelo, y bien cierto que lo es, me encontré a Javier Borrero, compañero y amigo del DB. Por fin pudimos combinar una tabla de surf en nuestros pies con una cometa en las manos, experiencia alucinante que nos abre una nueva dimensión en el kite. Pero sin duda alguna, lo más espectacular de todo, fueron los downwinds del atardecer hasta Jeri. Hacer kite kite con el cielo totalmente rojo, y a lo lejos ver ponerse el sol sobre una duna inmensa mientras vas surfeando olas de distintos tamaños y un escuadrón de buggis intenta seguirte por la playa, es un momento en el que das gracias por practicar este deporte y por estar disfrutando de un momento así. Sin duda alguna, es un momento Mastercard!

Las niñas por su parte disfrutaron de lo lindo de su día, de sus excursiones, de su playita, de su puesta de sol, de sus tiendas…

Pero no todo fue kite, fueron muchas otras cosas lo que le dieron a este viaje ese toque especial.  Recuerdo esas puestas de sol tan alucinantes que vimos desde lo alto de una duna, saboreo otra vez esas divertidas cenas en compañía de todo el grupo, los paseos por un pueblo donde el asfalto no llego nunca y es la arena de playa la que acompaña nuestras pisadas… recuerdo el mercadillo de cocteles, el fuego bajo la luna, nuestros nuevos “amig@s”, el Mama Africa, esa noche de Jericocuara, romántica por naturaleza, y esa luna tan grande que no para de repetirme que no, que esto no fue un sueño.
Y así, sin saber como ni cuanto duró el vuelo, aterrice en Sao Paulo. Ya lo decía Einstein, el tiempo es relativo.

viernes, 4 de marzo de 2011

De Aquí para allá y otra vez aquí

De Aquí para allá y otra vez aquí

No solo sobreviví al viaje de 5 horas de autobús, sino que pronto me iban a saber a poco. El viaje fue tranquilo, con muchos frenazos, pitidos, y algún saltito debido a uno de los muchos baches que hay en la carretera. Nada fuera de lo común aquí y todo muy previsible. La hospitalidad India se hizo patente y mi vecino de asiento resulto ser más que simpático. Otra vez todo el mundo estuvo muy atento y me avisaron donde tenía que bajarme.

Pase el fin de semana en Hyderabad, en la casa delegación de las hermanas. Como siempre, todas estuvieron muy pendientes de mi. El finde fue muy tranquilo, sin hacer mucho más que pasarme medio día conectado a internet y trabajar un poco en la página web donde voy a colgar todas las fotos de mi viaje. Llevaba casi un mes sin conectarme a internet y ya lo echaba de menos! Es increíble las necesidades que nos generamos. Estoy seguro que si le cuento esto a uno de los pobres indios no lo podría entender. La mitad del finde me lo pase mentalizándome para mi siguiente viaje en autobús.

El domingo llego antes de lo esperado, y junto con Sister Annie (la superiora de la casa delegación) emprendí el viaje en autobús que tanto temía. Un viaje infernal de casi 18 horas hasta Mysore. Tuve la mala suerte de estar sentado junto al único altavoz de todo el autobús. Un bufle muy potente del que pude apreciar su enorme potencia nada más empezar el trayecto. A los cinco minutos de viaje, en cuanto empezaron a proyectar una película tipo Bollywood, mis tímpanos sufrieron como nunca antes lo habían hecho. No os imagináis el volumen al que pusieron la película. Por unos momentos me transporte al salón de mi casa, pero no, ahí la televisión se pone muy alta, pero no llegaba al 25% de esto.  Sin otro remedio, hice uso de mis cascos Bose, que dicen que aíslan del sonido del exterior, pero con tantos mega vatios sobre mi cabeza poco pudieron hacer. Los tapones tampoco consiguieron nada… Lo único que me ayudo un poquito fue el gelocatil que tuve que tomarme tras 10 minutos de película. Lo mejor estaba por llegar, era un pase continuo de 5 horas de películas!! Para morirse! Otro tema que no ayudo a la comodidad del viaje fue que el espacio entre los asientos era menor que el turista de Iberia y que el personaje en el asiento delantero se tumbo 180 grados. No se si las sardinas van más comodas en sus latas… jejeje (reconozco que estoy exagerando bastante y que dentro de lo que cabe, el viaje no fue tan malo!!)

Como en todo en la vida, los minutos se convirtieron en horas, y así, sumaron 18 horas hasta que Sister Annie me dio la buena noticia. Acabamos de llegar a Mysore. Justo el sol empezaba a asomarse por el horizonte, y con un breve saludo nos dio la bienvenida. Llegamos con media de adelanto sobre la hora prevista, así que las hermanas de Mysore no estaban esperándonos. Cogimos un Otox (tuc tuc), atravesamos unos campos de arroz iluminados tenuemente por la perezosa luz del sol (una imagen muy bonita) y en 5 minutos ya habíamos llegado. Eran las 7am, así que el desayuno estaba preparado y listo para degustarse.

En Mysore las hermanas tienen una casa de formación de hermanas y una casa de ancianos. Tras desayunar, pude descansar un poquito... y menos mal, porque tenía que coger otro autobús (este más cutre) de tres horas hasta mi destino final. El viaje fue bastante interesante, otra vez abandonaba la ciudad para meterme en lo más profundo. El viaje lo hice con Sister Mary, así que fue bastante entretenido. Se nota que en Mysore debe llover más que en Andra, la vegetación es algo mas verde y hay bastantes más arboles y campos de arroz. El paisaje fue espectacular, sobretodo cuando atravesamos un parque nacional. Fue bastante increible... vimos muchísimos elefantes! (bastante peligrosos por cierto, han matado ya a bastantes personas). El autobus parecía una montaña rusa, con cada bache (uno cada 15 metros) eras susceptible de salir por los aires... no es coña! Muy incomodo pero las tres horas pasaron volando.

Por fin, y después de tanto viaje llegue a Gudalur. La comunidad de Gudalur es una de las primeras de las hermanas con casi más de 25 años.  Aquí tienen una casa con más de 50 ancianos. Si fui un poquito duro en el post de María Rani, creo que me quede corto. No te imaginas las historias que me contaron. A los pobres, muchas veces les deja sus familias como perros abandonados. Me cuentan que aparece un coche, se abre la puerta, se baja el anciano y el coche desaparece. Muy heavy! De vez en cuando, aparece algún anciano por la puerta y pide a las hermanas que lo acojan, con lagrimas en los ojos las dice que no tiene a nadie y no tienen nada. Aquí solo acogen a los más pobres, así que estos siempre son bienvenidos.

 Me dieron una bienvenida alucinante! no os imagináis, todos los ancianos esperándome en la puerta. Cuando sali del coche, un gran aplauso me arropo. Sus caras de ilusión eran patentes, otra vez, sin haber hecho nada, ya había hecho algo. Estaban todos súper contentos, había hasta cola para darme la mano. Que alegría me lleve!

En un principio, el plan inicial era que hiciera aquí todo mi voluntariado, pero como al final fui a ver las otras comunidades, y las hermanas quieren que las ayude con un proyecto de construir un colegio en Hyderabad, pues solo pude estar hasta el Miércoles.

Gudalur es impresionante. Esta situado a las faldas de una montaña, todo rodeado por plantaciones de té y cafe. Antes también tenían pimienta, pero una enfermedad se llevó a todas las plantas.  Es muy verde, muy bonito todo. El clima es muy bueno, fresquito por el día, y algo más por las mañanas y por las noches.

La casa de la Esperanza, así se llama la casa de ancianos, solo  se puede mantener con donaciones.  Aunque tienen 18 acres de terreno y el 90% es una plantación de té, esta no consigue ni pagar a sus trabajadores. La plantación la lleva una hermana; un grupo de 8 mujeres y tres hombres, salen todos los días a recoger las hojas de te; el sueldo es de 80 rupias diarias, ( euro y poco) y después de recoger cada uno 25 kilos, tienen un porcentaje por kilo de una rupia. Por la tarde, un camión recoge la recolección diaria y la lleva a la fabrica. El precio por kilo de hojas es de 8 a 10 rupias (unos 15 céntimos).

Un día por semana las hermanas salen a la ciudad a comprar y también recogen lo que las tiendas les regalan para los ancianos en material de comida, arroz, verdura, huevos, algo de ropa y jabón. Los ancianos son abandonados, la policía los recoge de la calle y los lleva a la Casa de la Esperanza; nadie les visita, ni sus familias se acuerdan de venir a verlos ni siquiera en la hora de la muerte.

Los ancianos aquí están muy contentos. Los que pueden ayudan y cooperan en todas las actividades de la casa. Las mujeres limpian el arroz y ayudan a preparar la comida, los hombres, ayudan recogiendo leña para cocinar y calentar el agua.

Las 5 hermanas de esta comunidad cuidan de ellos como si fueran sus hijos. A casi todos toca vestirles, darles de comer, y bañarles. Si caen enfermos tienen la suerte de tener un hospital muy cerca. Cuando mueren, las hermanas los entierran en una zona que han designado para ello.

Gracias a una donación de la fundación Esteban G. Vigil, las instalaciones han mejorado considerablemente. Lo que más han apreciado los mayores es el nuevo salón y la tele que esta en el centro. Todas las noches se juntan aquí para distraerse un poco. Las hermanas han agradecido la mejora en los baños. Ahora tienen una pequeña ducha que hace más fácil bañar y asear a los ancianos. A pesar de eso, todavía hay que mejorar mucho las instalaciones de los hombres. Es muy huúmeda, y en tiempo de lluvias, las pareces rezuman agua y el suelo se mantiene siempre cubierto de agua; no tienen un salón apropiado para que los ancianos puedan sentarse a charlar, o para una terapia de rehabilitación.

Lo que más me impresiono cuando me enseñaron las instalaciones fue la gratitud de los ancianos. Todos me miraban con una gran sonrisa. Incluso los más enfermos que no son capaces ni de levantarse de su cama. No os podéis imaginar, algunos están tan mal que las hermanas saben que les quedan solo un par de días. Se han acostado a esperar la muerte.

Por el día, los que están mejor, pasean de un lado para otro, charlan y se distraen mutuamente. Sinceramente, no se me ocurre un nombre mejor para la casa… les da esperanza y ganas de vivir.

 Mi labor aquí fue otra vez la de Consultor Contable. Les puse un excel para llevar las cuentas! la hermana Valsama encantada. Aprendió rapidísimo! un gustazo no tener casi que explicar como funciona jajajaj. Sister Valsama es la superiora, la pobre no paraba un minuto. Ni siquiera a la hora de la comida podía estar tranquila. En ese momento saben que esta en la casa y la gente aprovecha para llamarla. Cuando pregunto al resto de las hermanas, me dicen que es porque no para de intentar conseguir fondos para mantener la casa. La verdad que es una persona excepcional.

En uno de mis paseos por ahí, vi a un pobre anciano llorando. Como iba con la cámara, le dije que si lloraba no le iba a hacer fotos. Cuando las hermanas me tradujeron, empezó a sonreir. Posteriormente, me invito a su cuarto (que  comparte con otros 8 ancianos) para enseñarme su mayor tesoro, una foto donde salía el con una de las sister. Estaba orgulloso de tener 95 años, es el único que lleva aquí desde el principio.

La mañana del miércoles las hermanas me llevaron a ver la fabrica de té. Impresionante. A veces me pregunto como el hombre es capaz de ingeniar estas máquinas. Como se les ocurre? Fue una visita muy interesante. También me llevaron a ver las vistas desde la montaña! Impresionante!!!

Por la tarde, Sister Mary y yo cogimos de vuelta el autobús a Mysore. Me dio mucha pena irme, la verdad que me hubiese gustado estar aquí mucho más tiempo.

En Mysore solo estoy de paso hasta hoy viernes que cojo un autobús de vuelta a Hyderabad. Otra vez 18 horas de autobús. He reservado en el mejor autobus. A ver que tal es, porque el anterior ponía "Super Luxury" y estaba que se caía a trozos.

El jueves 3 de marzo fue bastante especial. Como todos los años, en esta fecha, tienes tus momentos buenos y tus momentos malos. Ayudo mucho que las hermanas me llevaron a ver el Palacio de Mysore (impresionante), y luego un jardín de fuentes de colores muy bonitas. Impresiona mucho el contraste, ver uno de los palacios más espectaculares que jamás he visto y a la salida gente muriéndose en la calle. De todas formas Mysore es mucho más ordenada (si cabe orden en este caos) que Hyderabad. También tuve suerte de poder conocer a Sister Ana, una persona excepcional. Será casualidad el nombre? No se, pero el hecho es que me ha cuidado muy bien. Aunque esta mayor y la pobre esta recuperándose de una enfermedad muy grave, sigue al pie del cañón. La melancolía de una vida en la que era muy activa hace mella en ella, pero la fuerza de Dios hace que poco a poco vaya recuperándose y recobrando las fuerzas. Como he dicho, fue un día con mis momentos, muchos buenos, otros un poco triste. Pero es bueno, a veces hay que dejarlo salir... y después, te sientes mejor.

En breve me subo en el autobús… así que hasta el próximo post



Alvaro H

martes, 1 de marzo de 2011

Welcome to Kharmman (Budidampadu)

Continuación del post que publique el Viernes.

En la estación me quede impresionado que el concepto “colas” en el diccionario Indio no existe. Creo que es algo que todavía tienen que aprender aquí. Mientras Sister Lilly estaba hablando con el revisor para sacarme el billete a Kharmman, hubo varios intentos de meterse en medio. En la ventanilla siguiente, a pesar de las barras de acero que tienen la intención de invitar a formar una cola, había un tumulto de gente luchando por comprar un billete.

Algo que me dejo sin palabras fue ver a la gente cruzando de un lado al otro de la estación por medio de las vías. Daba igual que hubiese un puente, algunos, por vaguearía o lo que fuese, cruzaban por medio de la estación

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Me habían hablado mucho y mal de los viajes en tren en la India. Cuando pague las 30 rupias (50 céntimos) que costo mi billete, me lo empecé a imaginar… estaba seguro que me iba a tocar viajar en el techo del vagón.  Cuando las hermanas me dieron el billete, sonreí y no dije nada. Me daba vergüenza pedir un ticket en primera clase, aunque fuese a viajar yo solo. No es que sea pijo, pero según me habían contado, hasta el vagón de primera clase es peor que el peor tren en España. Además, así contribuyo más a la economía del país. Mientras esperamos al tren, las mismas hermanas me dijeron que tenía que ir en el compartimento de primera fuera como fuese. Ellas no habían podido sacar el billete porque esto es algo que si no haces con tiempo, lo tienes que comprar en el vagón. Cuando el tren llegó, las hermanas hablaron con el revisor del tren para que me pusieran en “primera” previo pago de 2 € (que pague con mucho gusto). También comentaron a un par de viajeros cual era mi estación para que me avisaran. Como veis, las hermanas me cuidan muchísimo. Menos mal que conseguí un sitio en primera, ya que los otros vagones no cabía ni un alma. La mayoría tenían la puerta abierta aunque el tren estuviese en marcha. Así conseguían que meter a más gente… literalmente había más de uno que con un leve empujón se caía fuera del tren,  increíble!

El viaje fue cortito, apenas dos horas. Aunque íbamos muy despacio y el vagón se caía a pedazos, no tuve ningún problema. Uno de los viajeros me aviso de que llegaba a mi estación, y el revisor me escolto hasta la salida. Espero que todos mis viajes en tren aquí sean tan cómodos como este.

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Nada más salir del vagón me tope con Sister Lissy, la superiora de la comunidad de Budidampadu.

Aquí vine a pasar solo un par de días y me he terminado quedando toda la semana. En la comunidad hay 6 hermanas, de las cuales una está encargada de un internado con más de 120 niñas, 4 hermanas dan clase y dirigen un colegio con casi 600 niños y una hermana está encargada de supervisar un proyecto de microcréditos a más de 575 mujeres. Esta fue una de las primeras misiones de las hermanas en la India. Lleva ya casi más de 30 años funcionando.

El domingo por la tarde, Sister Lilly me acompaño a dar una vuelta por el pueblo. Aquí viven cerca de 5,000 personas. Es un pueblo muy pobre, pero no le falta contraste. Desde casas decentes, hasta cabañas hechas con hojas y ramas. El gobierno esta haciendo un esfuerzo por ayudar a los más pobres, y les subvenciona la mitad de una casa. Lo que ha reducido considerablemente el número de gente viviendo a la intemperie. La mayoría de la gente de este pueblo trabaja en el campo, como jornaleros en los campos de arroz, guindillas y algodón por un euro al día. En el paseo nos invitaron muchos de los vecinos a sentarnos en sus casas. Son todos muy hospitalarios, toda la familia sale a saludarte, te sacan una silla y charlan un poco con la hermana. A mi me preguntan de donde soy, que hago, y me dan las gracias. Yo me siento mal, ojala pudiese cambiar en algo su vida. Una de las paradas fue para ver a dos hermanos que están mantenidos por sus tíos. Ambos padres murieron de sida y sus tíos decidieron hacerse cargo de los niños. La fundación Javier Oriol Miranda los tiene apadrinados, su agradecimiento es eterno.

El paseo por el pueblo fue toda una lección de humildad, hospitalidad y perspectiva. A pesar de todos sus problemas, de no tener nada, todos te regalan una sonrisa. En el pueblo visitamos a gente de todos los credos; católicos, hindús, musulmanes, etc. Es increíble como todos viven en paz y armonía.

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La casa de la comunidad es bastante sencilla. Yo duermo en una habitación en un antiguo dispensario que esta justo al lado de la casa de las hermanas. Mi cuarto, muy humilde, que en un primer momento hice de tripas corazón, es el Ritz o el Palace de todo el pueblo. Hoy, tras cinco días aquí, me parece incluso mejor. Nunca subestimemos la capacidad de adaptarnos.

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En esta comunidad desayunan a las 7am. No hubiese sido duro levantarme a las 6:30am, si no fuese porque no conseguí dormirme hasta las 3am! (me ha costado casi 4 días hacerme a la cama).

Sister Lissy gestiona 50 grupos del proyecto Arbor, un proyecto de microcréditos a mujeres que emprende una ONG italiana. Cada grupo consta entre 10 y 15 personas. La hermana gestiona los microcréditos de 575 mujeres. Para conseguir un microcrédito, todos exentos de interés, las mujeres se tienen que agrupar en grupos, elegir una coordinadora y reunirse cada 15 o 20 días para hablar de sus problemas y formarse. Los microcréditos están destinados a mujeres para que emprendan pequeños negocios. Hay algunas que abrieron sus pequeñas tiendas, otras lo invirtieron en ganado, etc… Si devuelven el primer préstamo de unas 5000 rupias (90€), pueden pedir un segundo préstamo por 9000 (160€). El primer préstamo ha de devolverse en un año y pagarse mes a mes. El segundo en 18 meses. Si han ido pagando, pueden acceder a más prestamos de mayor cuantía.

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A las 7:30am del lunes, cogí el autobús con Siter Lissy y una coordinadora para ir a otro pueblo a visitar a las mujeres de uno de los grupos. El pueblo, muy parecido a los que he visto hace poco, destaca por la brutal diferencia entre las casas de las castas altas y las castas bajas. A pesar que la lucha contra el sistema de castas se esta ganando, sobretodo en las ciudades, todavía queda mucho por hacer en los pueblos. Como en la tarde anterior, fueron muchos los vecinos que nos invitaron a sus casas y nos ofrecieron un té.

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A media mañana fui a visitar el colegio. Es un colegio mixto con más de 600 niños. La educación es en Telegu pero acaban de empezar un programa en ingles en los cursos más pequeños. Llegue a la hora del recreo. Es impresionante y un subidón de moral y espíritu ver a todos los niños correr de un lado para otro, jugar, gritar, cantar,… En cuanto me vieron se acercaron muchos. Todos sonriendo, todos presentándose, preguntándome de donde soy aunque no saben ni donde esta Europa. La mayoría de estos niños son muy pobres, no tienen nada, pero son felices. Saben que tienen la suerte de poder estudiar, y eso es una oportunidad, una ventana hacia el futuro, hacia una vida mejor.

Cuando las hermanas llegaron aquí no había ningún niño escolarizado. De hecho, no había ni colegio. Las hermanas empezaron a dar clase a los niños en medio del campo, las “aulas” se ubicaban bajo la sombra de los arboles.  Para escolarizar a los niños, tuvieron que salir a buscar a los alumnos. Fueron casa por casa convenciendo a los padres que tenían que educar a sus hijos. Obviamente, la educación de las hermanas era  gratuita. Poco a poco fue aumentando el número de alumnos hasta que se decidió construir el colegio. Hoy en día el colegio sigue siendo gratuito. A los profesores se les paga con una ayuda que daba una ONG española, pero que este año, por la crisis o lo que fuera, todavía no ha llegado. Ahora tienen un gran problema porque no saben como van a pagar a los profesores y los demás costes del colegio.

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Las niñas del tercer curso me invitaron a su clase y me dedicaron varios bailes y canciones. Impresionante. Que graciosas y simpáticas.

Hablando con las hermanas que gestionan el colegio, me preguntaron si sabía de alguna forma en Excel con la que podrían contabilizar los fees de los niños que estudian English Medium (los únicos que a partir del próximo año empezarán a pagar algo). Claro que sí, si tenía una plantilla en mi disco duro!! Me alegró mucho saber que el trabajo que había hecho durante dos semanas iba a tener más utilidad. Mi actividad principal estos días ha sido mejorar y adaptar la herramienta al nuevo colegio.

También estuve hablando y conociendo a todos los becados por la fundación Oriol Miranda.

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Una de las tareas más difíciles de esta semana ha sido enseñar el uso de la herramienta a la hermana encargada. Creo que nunca he tenido tanta paciencia. Me doy cuenta de lo difícil que debe ser para las hermanas usar un ordenador, aun así, muchas me han sorprendido gratamente.

El martes y el miércoles hubo huelga, así que no había niños en los colegios. Es increíble que desde que llevo aquí ya ha habido más de 4 huelgas. Los huelguistas exigen la separación del estado de Adrha Padresh en dos. Vamos, como si Barcelona se quisiera separar de Cataluña.

El martes me invitaron las hermanas de la comunidad de Thimorapet a comer. Aquí son 5 hermanas, 4 dedicadas por entero al colegio English Medium que cuenta con más de 700 niños y un internado mixto con 100 niños. La quinta hermana es la responsable de otros 50 grupos del proyecto Arbor. La comida fue muy divertida, y me lo pase muy bien. Por la tarde me pidieron si podía echar un vistazo a internet, por si podía arreglarlo. No solo lo conseguí arreglar, también termine haciendo un Excel para que Sister Elizabeth pueda gestionar más fácilmente las cantidades pagadas y pendientes de los microcréditos. No os podéis imaginar lo agradecida que estaba. Yo si que termine contento al ver que aprendió todo a la primera!!

La tarde del miércoles fuimos Karmman, la ciudad más cercana a nuestro pueblo. En el camino paramos en una casa de la Madre Teresa, una casa de retrasados mentales. Se me cayo el alma a los pies, que pena me dieron los pobres. Muchos estaban realmente mal. En el breve paseo que me di por el centro, los más valientes se me acercaban, me saludaban, y sonreían. Tímidos, poco habladores, algunos en sus mundos, otros con un pie aquí y un pie en algún lugar lejano, me dejan tocado. No me puedo imaginar como deber ser tener una deficiencia mental en la india, a que estarían condenados estos pobres si no fuesen por los religiosos que le están cuidando. No hay palabras para describir esta labor, dura como ninguna, no debe ser fácil cuidarles, y todo lo hacen sin pedir nada a cambio. Otra lección de solidaridad.

La mañana del miércoles y el jueves lo dedique entero al Excel del colegio y a enseñar a las hermanas a usar el ordenador.

Las hermanas están llenas de detalles. El jueves no me vieron comer mucho, así que en la merienda me hicieron una especie de crepe de coco y pasta para la cena. Lo de la pasta es porque les comente que el martes las hermanas de Thimorapet me habían dado pasta y me gustaba mucho. Todos estos detalles son increíbles y me encantan, aunque hacen sentirme más invitado que nunca. Llevar invitado más de 20 días, se hace muy raro. En casa ajena siempre he tenido conflictos protocolarios y me siento algo incomodo, no se si debo hacer una cosa, hacer la otra... Si la casa es un convento, pues todavía más. En fin, no me quejo porque es un hecho, soy un invitado, un privilegiado y solo puedo estar agradecido.

Esta es mi última noche aquí, mañana a Hyderabad en autobús. A ver si sobrevivo jejejej (subo el post desde Hyderabad, así que estoy más vivo que nunca)

Hasta mi próximo post!

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