viernes, 4 de marzo de 2011

De Aquí para allá y otra vez aquí

De Aquí para allá y otra vez aquí

No solo sobreviví al viaje de 5 horas de autobús, sino que pronto me iban a saber a poco. El viaje fue tranquilo, con muchos frenazos, pitidos, y algún saltito debido a uno de los muchos baches que hay en la carretera. Nada fuera de lo común aquí y todo muy previsible. La hospitalidad India se hizo patente y mi vecino de asiento resulto ser más que simpático. Otra vez todo el mundo estuvo muy atento y me avisaron donde tenía que bajarme.

Pase el fin de semana en Hyderabad, en la casa delegación de las hermanas. Como siempre, todas estuvieron muy pendientes de mi. El finde fue muy tranquilo, sin hacer mucho más que pasarme medio día conectado a internet y trabajar un poco en la página web donde voy a colgar todas las fotos de mi viaje. Llevaba casi un mes sin conectarme a internet y ya lo echaba de menos! Es increíble las necesidades que nos generamos. Estoy seguro que si le cuento esto a uno de los pobres indios no lo podría entender. La mitad del finde me lo pase mentalizándome para mi siguiente viaje en autobús.

El domingo llego antes de lo esperado, y junto con Sister Annie (la superiora de la casa delegación) emprendí el viaje en autobús que tanto temía. Un viaje infernal de casi 18 horas hasta Mysore. Tuve la mala suerte de estar sentado junto al único altavoz de todo el autobús. Un bufle muy potente del que pude apreciar su enorme potencia nada más empezar el trayecto. A los cinco minutos de viaje, en cuanto empezaron a proyectar una película tipo Bollywood, mis tímpanos sufrieron como nunca antes lo habían hecho. No os imagináis el volumen al que pusieron la película. Por unos momentos me transporte al salón de mi casa, pero no, ahí la televisión se pone muy alta, pero no llegaba al 25% de esto.  Sin otro remedio, hice uso de mis cascos Bose, que dicen que aíslan del sonido del exterior, pero con tantos mega vatios sobre mi cabeza poco pudieron hacer. Los tapones tampoco consiguieron nada… Lo único que me ayudo un poquito fue el gelocatil que tuve que tomarme tras 10 minutos de película. Lo mejor estaba por llegar, era un pase continuo de 5 horas de películas!! Para morirse! Otro tema que no ayudo a la comodidad del viaje fue que el espacio entre los asientos era menor que el turista de Iberia y que el personaje en el asiento delantero se tumbo 180 grados. No se si las sardinas van más comodas en sus latas… jejeje (reconozco que estoy exagerando bastante y que dentro de lo que cabe, el viaje no fue tan malo!!)

Como en todo en la vida, los minutos se convirtieron en horas, y así, sumaron 18 horas hasta que Sister Annie me dio la buena noticia. Acabamos de llegar a Mysore. Justo el sol empezaba a asomarse por el horizonte, y con un breve saludo nos dio la bienvenida. Llegamos con media de adelanto sobre la hora prevista, así que las hermanas de Mysore no estaban esperándonos. Cogimos un Otox (tuc tuc), atravesamos unos campos de arroz iluminados tenuemente por la perezosa luz del sol (una imagen muy bonita) y en 5 minutos ya habíamos llegado. Eran las 7am, así que el desayuno estaba preparado y listo para degustarse.

En Mysore las hermanas tienen una casa de formación de hermanas y una casa de ancianos. Tras desayunar, pude descansar un poquito... y menos mal, porque tenía que coger otro autobús (este más cutre) de tres horas hasta mi destino final. El viaje fue bastante interesante, otra vez abandonaba la ciudad para meterme en lo más profundo. El viaje lo hice con Sister Mary, así que fue bastante entretenido. Se nota que en Mysore debe llover más que en Andra, la vegetación es algo mas verde y hay bastantes más arboles y campos de arroz. El paisaje fue espectacular, sobretodo cuando atravesamos un parque nacional. Fue bastante increible... vimos muchísimos elefantes! (bastante peligrosos por cierto, han matado ya a bastantes personas). El autobus parecía una montaña rusa, con cada bache (uno cada 15 metros) eras susceptible de salir por los aires... no es coña! Muy incomodo pero las tres horas pasaron volando.

Por fin, y después de tanto viaje llegue a Gudalur. La comunidad de Gudalur es una de las primeras de las hermanas con casi más de 25 años.  Aquí tienen una casa con más de 50 ancianos. Si fui un poquito duro en el post de María Rani, creo que me quede corto. No te imaginas las historias que me contaron. A los pobres, muchas veces les deja sus familias como perros abandonados. Me cuentan que aparece un coche, se abre la puerta, se baja el anciano y el coche desaparece. Muy heavy! De vez en cuando, aparece algún anciano por la puerta y pide a las hermanas que lo acojan, con lagrimas en los ojos las dice que no tiene a nadie y no tienen nada. Aquí solo acogen a los más pobres, así que estos siempre son bienvenidos.

 Me dieron una bienvenida alucinante! no os imagináis, todos los ancianos esperándome en la puerta. Cuando sali del coche, un gran aplauso me arropo. Sus caras de ilusión eran patentes, otra vez, sin haber hecho nada, ya había hecho algo. Estaban todos súper contentos, había hasta cola para darme la mano. Que alegría me lleve!

En un principio, el plan inicial era que hiciera aquí todo mi voluntariado, pero como al final fui a ver las otras comunidades, y las hermanas quieren que las ayude con un proyecto de construir un colegio en Hyderabad, pues solo pude estar hasta el Miércoles.

Gudalur es impresionante. Esta situado a las faldas de una montaña, todo rodeado por plantaciones de té y cafe. Antes también tenían pimienta, pero una enfermedad se llevó a todas las plantas.  Es muy verde, muy bonito todo. El clima es muy bueno, fresquito por el día, y algo más por las mañanas y por las noches.

La casa de la Esperanza, así se llama la casa de ancianos, solo  se puede mantener con donaciones.  Aunque tienen 18 acres de terreno y el 90% es una plantación de té, esta no consigue ni pagar a sus trabajadores. La plantación la lleva una hermana; un grupo de 8 mujeres y tres hombres, salen todos los días a recoger las hojas de te; el sueldo es de 80 rupias diarias, ( euro y poco) y después de recoger cada uno 25 kilos, tienen un porcentaje por kilo de una rupia. Por la tarde, un camión recoge la recolección diaria y la lleva a la fabrica. El precio por kilo de hojas es de 8 a 10 rupias (unos 15 céntimos).

Un día por semana las hermanas salen a la ciudad a comprar y también recogen lo que las tiendas les regalan para los ancianos en material de comida, arroz, verdura, huevos, algo de ropa y jabón. Los ancianos son abandonados, la policía los recoge de la calle y los lleva a la Casa de la Esperanza; nadie les visita, ni sus familias se acuerdan de venir a verlos ni siquiera en la hora de la muerte.

Los ancianos aquí están muy contentos. Los que pueden ayudan y cooperan en todas las actividades de la casa. Las mujeres limpian el arroz y ayudan a preparar la comida, los hombres, ayudan recogiendo leña para cocinar y calentar el agua.

Las 5 hermanas de esta comunidad cuidan de ellos como si fueran sus hijos. A casi todos toca vestirles, darles de comer, y bañarles. Si caen enfermos tienen la suerte de tener un hospital muy cerca. Cuando mueren, las hermanas los entierran en una zona que han designado para ello.

Gracias a una donación de la fundación Esteban G. Vigil, las instalaciones han mejorado considerablemente. Lo que más han apreciado los mayores es el nuevo salón y la tele que esta en el centro. Todas las noches se juntan aquí para distraerse un poco. Las hermanas han agradecido la mejora en los baños. Ahora tienen una pequeña ducha que hace más fácil bañar y asear a los ancianos. A pesar de eso, todavía hay que mejorar mucho las instalaciones de los hombres. Es muy huúmeda, y en tiempo de lluvias, las pareces rezuman agua y el suelo se mantiene siempre cubierto de agua; no tienen un salón apropiado para que los ancianos puedan sentarse a charlar, o para una terapia de rehabilitación.

Lo que más me impresiono cuando me enseñaron las instalaciones fue la gratitud de los ancianos. Todos me miraban con una gran sonrisa. Incluso los más enfermos que no son capaces ni de levantarse de su cama. No os podéis imaginar, algunos están tan mal que las hermanas saben que les quedan solo un par de días. Se han acostado a esperar la muerte.

Por el día, los que están mejor, pasean de un lado para otro, charlan y se distraen mutuamente. Sinceramente, no se me ocurre un nombre mejor para la casa… les da esperanza y ganas de vivir.

 Mi labor aquí fue otra vez la de Consultor Contable. Les puse un excel para llevar las cuentas! la hermana Valsama encantada. Aprendió rapidísimo! un gustazo no tener casi que explicar como funciona jajajaj. Sister Valsama es la superiora, la pobre no paraba un minuto. Ni siquiera a la hora de la comida podía estar tranquila. En ese momento saben que esta en la casa y la gente aprovecha para llamarla. Cuando pregunto al resto de las hermanas, me dicen que es porque no para de intentar conseguir fondos para mantener la casa. La verdad que es una persona excepcional.

En uno de mis paseos por ahí, vi a un pobre anciano llorando. Como iba con la cámara, le dije que si lloraba no le iba a hacer fotos. Cuando las hermanas me tradujeron, empezó a sonreir. Posteriormente, me invito a su cuarto (que  comparte con otros 8 ancianos) para enseñarme su mayor tesoro, una foto donde salía el con una de las sister. Estaba orgulloso de tener 95 años, es el único que lleva aquí desde el principio.

La mañana del miércoles las hermanas me llevaron a ver la fabrica de té. Impresionante. A veces me pregunto como el hombre es capaz de ingeniar estas máquinas. Como se les ocurre? Fue una visita muy interesante. También me llevaron a ver las vistas desde la montaña! Impresionante!!!

Por la tarde, Sister Mary y yo cogimos de vuelta el autobús a Mysore. Me dio mucha pena irme, la verdad que me hubiese gustado estar aquí mucho más tiempo.

En Mysore solo estoy de paso hasta hoy viernes que cojo un autobús de vuelta a Hyderabad. Otra vez 18 horas de autobús. He reservado en el mejor autobus. A ver que tal es, porque el anterior ponía "Super Luxury" y estaba que se caía a trozos.

El jueves 3 de marzo fue bastante especial. Como todos los años, en esta fecha, tienes tus momentos buenos y tus momentos malos. Ayudo mucho que las hermanas me llevaron a ver el Palacio de Mysore (impresionante), y luego un jardín de fuentes de colores muy bonitas. Impresiona mucho el contraste, ver uno de los palacios más espectaculares que jamás he visto y a la salida gente muriéndose en la calle. De todas formas Mysore es mucho más ordenada (si cabe orden en este caos) que Hyderabad. También tuve suerte de poder conocer a Sister Ana, una persona excepcional. Será casualidad el nombre? No se, pero el hecho es que me ha cuidado muy bien. Aunque esta mayor y la pobre esta recuperándose de una enfermedad muy grave, sigue al pie del cañón. La melancolía de una vida en la que era muy activa hace mella en ella, pero la fuerza de Dios hace que poco a poco vaya recuperándose y recobrando las fuerzas. Como he dicho, fue un día con mis momentos, muchos buenos, otros un poco triste. Pero es bueno, a veces hay que dejarlo salir... y después, te sientes mejor.

En breve me subo en el autobús… así que hasta el próximo post



Alvaro H

No hay comentarios:

Publicar un comentario