Continuación del post que publique el Viernes.
En la estación me quede impresionado que el concepto “colas” en el diccionario Indio no existe. Creo que es algo que todavía tienen que aprender aquí. Mientras Sister Lilly estaba hablando con el revisor para sacarme el billete a Kharmman, hubo varios intentos de meterse en medio. En la ventanilla siguiente, a pesar de las barras de acero que tienen la intención de invitar a formar una cola, había un tumulto de gente luchando por comprar un billete.
Algo que me dejo sin palabras fue ver a la gente cruzando de un lado al otro de la estación por medio de las vías. Daba igual que hubiese un puente, algunos, por vaguearía o lo que fuese, cruzaban por medio de la estación
Me habían hablado mucho y mal de los viajes en tren en la India. Cuando pague las 30 rupias (50 céntimos) que costo mi billete, me lo empecé a imaginar… estaba seguro que me iba a tocar viajar en el techo del vagón. Cuando las hermanas me dieron el billete, sonreí y no dije nada. Me daba vergüenza pedir un ticket en primera clase, aunque fuese a viajar yo solo. No es que sea pijo, pero según me habían contado, hasta el vagón de primera clase es peor que el peor tren en España. Además, así contribuyo más a la economía del país. Mientras esperamos al tren, las mismas hermanas me dijeron que tenía que ir en el compartimento de primera fuera como fuese. Ellas no habían podido sacar el billete porque esto es algo que si no haces con tiempo, lo tienes que comprar en el vagón. Cuando el tren llegó, las hermanas hablaron con el revisor del tren para que me pusieran en “primera” previo pago de 2 € (que pague con mucho gusto). También comentaron a un par de viajeros cual era mi estación para que me avisaran. Como veis, las hermanas me cuidan muchísimo. Menos mal que conseguí un sitio en primera, ya que los otros vagones no cabía ni un alma. La mayoría tenían la puerta abierta aunque el tren estuviese en marcha. Así conseguían que meter a más gente… literalmente había más de uno que con un leve empujón se caía fuera del tren, increíble!
El viaje fue cortito, apenas dos horas. Aunque íbamos muy despacio y el vagón se caía a pedazos, no tuve ningún problema. Uno de los viajeros me aviso de que llegaba a mi estación, y el revisor me escolto hasta la salida. Espero que todos mis viajes en tren aquí sean tan cómodos como este.
Nada más salir del vagón me tope con Sister Lissy, la superiora de la comunidad de Budidampadu.
Aquí vine a pasar solo un par de días y me he terminado quedando toda la semana. En la comunidad hay 6 hermanas, de las cuales una está encargada de un internado con más de 120 niñas, 4 hermanas dan clase y dirigen un colegio con casi 600 niños y una hermana está encargada de supervisar un proyecto de microcréditos a más de 575 mujeres. Esta fue una de las primeras misiones de las hermanas en la India. Lleva ya casi más de 30 años funcionando.
El domingo por la tarde, Sister Lilly me acompaño a dar una vuelta por el pueblo. Aquí viven cerca de 5,000 personas. Es un pueblo muy pobre, pero no le falta contraste. Desde casas decentes, hasta cabañas hechas con hojas y ramas. El gobierno esta haciendo un esfuerzo por ayudar a los más pobres, y les subvenciona la mitad de una casa. Lo que ha reducido considerablemente el número de gente viviendo a la intemperie. La mayoría de la gente de este pueblo trabaja en el campo, como jornaleros en los campos de arroz, guindillas y algodón por un euro al día. En el paseo nos invitaron muchos de los vecinos a sentarnos en sus casas. Son todos muy hospitalarios, toda la familia sale a saludarte, te sacan una silla y charlan un poco con la hermana. A mi me preguntan de donde soy, que hago, y me dan las gracias. Yo me siento mal, ojala pudiese cambiar en algo su vida. Una de las paradas fue para ver a dos hermanos que están mantenidos por sus tíos. Ambos padres murieron de sida y sus tíos decidieron hacerse cargo de los niños. La fundación Javier Oriol Miranda los tiene apadrinados, su agradecimiento es eterno.
El paseo por el pueblo fue toda una lección de humildad, hospitalidad y perspectiva. A pesar de todos sus problemas, de no tener nada, todos te regalan una sonrisa. En el pueblo visitamos a gente de todos los credos; católicos, hindús, musulmanes, etc. Es increíble como todos viven en paz y armonía.
La casa de la comunidad es bastante sencilla. Yo duermo en una habitación en un antiguo dispensario que esta justo al lado de la casa de las hermanas. Mi cuarto, muy humilde, que en un primer momento hice de tripas corazón, es el Ritz o el Palace de todo el pueblo. Hoy, tras cinco días aquí, me parece incluso mejor. Nunca subestimemos la capacidad de adaptarnos.
En esta comunidad desayunan a las 7am. No hubiese sido duro levantarme a las 6:30am, si no fuese porque no conseguí dormirme hasta las 3am! (me ha costado casi 4 días hacerme a la cama).
Sister Lissy gestiona 50 grupos del proyecto Arbor, un proyecto de microcréditos a mujeres que emprende una ONG italiana. Cada grupo consta entre 10 y 15 personas. La hermana gestiona los microcréditos de 575 mujeres. Para conseguir un microcrédito, todos exentos de interés, las mujeres se tienen que agrupar en grupos, elegir una coordinadora y reunirse cada 15 o 20 días para hablar de sus problemas y formarse. Los microcréditos están destinados a mujeres para que emprendan pequeños negocios. Hay algunas que abrieron sus pequeñas tiendas, otras lo invirtieron en ganado, etc… Si devuelven el primer préstamo de unas 5000 rupias (90€), pueden pedir un segundo préstamo por 9000 (160€). El primer préstamo ha de devolverse en un año y pagarse mes a mes. El segundo en 18 meses. Si han ido pagando, pueden acceder a más prestamos de mayor cuantía.
A las 7:30am del lunes, cogí el autobús con Siter Lissy y una coordinadora para ir a otro pueblo a visitar a las mujeres de uno de los grupos. El pueblo, muy parecido a los que he visto hace poco, destaca por la brutal diferencia entre las casas de las castas altas y las castas bajas. A pesar que la lucha contra el sistema de castas se esta ganando, sobretodo en las ciudades, todavía queda mucho por hacer en los pueblos. Como en la tarde anterior, fueron muchos los vecinos que nos invitaron a sus casas y nos ofrecieron un té.
A media mañana fui a visitar el colegio. Es un colegio mixto con más de 600 niños. La educación es en Telegu pero acaban de empezar un programa en ingles en los cursos más pequeños. Llegue a la hora del recreo. Es impresionante y un subidón de moral y espíritu ver a todos los niños correr de un lado para otro, jugar, gritar, cantar,… En cuanto me vieron se acercaron muchos. Todos sonriendo, todos presentándose, preguntándome de donde soy aunque no saben ni donde esta Europa. La mayoría de estos niños son muy pobres, no tienen nada, pero son felices. Saben que tienen la suerte de poder estudiar, y eso es una oportunidad, una ventana hacia el futuro, hacia una vida mejor.
Cuando las hermanas llegaron aquí no había ningún niño escolarizado. De hecho, no había ni colegio. Las hermanas empezaron a dar clase a los niños en medio del campo, las “aulas” se ubicaban bajo la sombra de los arboles. Para escolarizar a los niños, tuvieron que salir a buscar a los alumnos. Fueron casa por casa convenciendo a los padres que tenían que educar a sus hijos. Obviamente, la educación de las hermanas era gratuita. Poco a poco fue aumentando el número de alumnos hasta que se decidió construir el colegio. Hoy en día el colegio sigue siendo gratuito. A los profesores se les paga con una ayuda que daba una ONG española, pero que este año, por la crisis o lo que fuera, todavía no ha llegado. Ahora tienen un gran problema porque no saben como van a pagar a los profesores y los demás costes del colegio.
Las niñas del tercer curso me invitaron a su clase y me dedicaron varios bailes y canciones. Impresionante. Que graciosas y simpáticas.
Hablando con las hermanas que gestionan el colegio, me preguntaron si sabía de alguna forma en Excel con la que podrían contabilizar los fees de los niños que estudian English Medium (los únicos que a partir del próximo año empezarán a pagar algo). Claro que sí, si tenía una plantilla en mi disco duro!! Me alegró mucho saber que el trabajo que había hecho durante dos semanas iba a tener más utilidad. Mi actividad principal estos días ha sido mejorar y adaptar la herramienta al nuevo colegio.
También estuve hablando y conociendo a todos los becados por la fundación Oriol Miranda.
Una de las tareas más difíciles de esta semana ha sido enseñar el uso de la herramienta a la hermana encargada. Creo que nunca he tenido tanta paciencia. Me doy cuenta de lo difícil que debe ser para las hermanas usar un ordenador, aun así, muchas me han sorprendido gratamente.
El martes y el miércoles hubo huelga, así que no había niños en los colegios. Es increíble que desde que llevo aquí ya ha habido más de 4 huelgas. Los huelguistas exigen la separación del estado de Adrha Padresh en dos. Vamos, como si Barcelona se quisiera separar de Cataluña.
El martes me invitaron las hermanas de la comunidad de Thimorapet a comer. Aquí son 5 hermanas, 4 dedicadas por entero al colegio English Medium que cuenta con más de 700 niños y un internado mixto con 100 niños. La quinta hermana es la responsable de otros 50 grupos del proyecto Arbor. La comida fue muy divertida, y me lo pase muy bien. Por la tarde me pidieron si podía echar un vistazo a internet, por si podía arreglarlo. No solo lo conseguí arreglar, también termine haciendo un Excel para que Sister Elizabeth pueda gestionar más fácilmente las cantidades pagadas y pendientes de los microcréditos. No os podéis imaginar lo agradecida que estaba. Yo si que termine contento al ver que aprendió todo a la primera!!
La tarde del miércoles fuimos Karmman, la ciudad más cercana a nuestro pueblo. En el camino paramos en una casa de la Madre Teresa, una casa de retrasados mentales. Se me cayo el alma a los pies, que pena me dieron los pobres. Muchos estaban realmente mal. En el breve paseo que me di por el centro, los más valientes se me acercaban, me saludaban, y sonreían. Tímidos, poco habladores, algunos en sus mundos, otros con un pie aquí y un pie en algún lugar lejano, me dejan tocado. No me puedo imaginar como deber ser tener una deficiencia mental en la india, a que estarían condenados estos pobres si no fuesen por los religiosos que le están cuidando. No hay palabras para describir esta labor, dura como ninguna, no debe ser fácil cuidarles, y todo lo hacen sin pedir nada a cambio. Otra lección de solidaridad.
La mañana del miércoles y el jueves lo dedique entero al Excel del colegio y a enseñar a las hermanas a usar el ordenador.
Las hermanas están llenas de detalles. El jueves no me vieron comer mucho, así que en la merienda me hicieron una especie de crepe de coco y pasta para la cena. Lo de la pasta es porque les comente que el martes las hermanas de Thimorapet me habían dado pasta y me gustaba mucho. Todos estos detalles son increíbles y me encantan, aunque hacen sentirme más invitado que nunca. Llevar invitado más de 20 días, se hace muy raro. En casa ajena siempre he tenido conflictos protocolarios y me siento algo incomodo, no se si debo hacer una cosa, hacer la otra... Si la casa es un convento, pues todavía más. En fin, no me quejo porque es un hecho, soy un invitado, un privilegiado y solo puedo estar agradecido.
Esta es mi última noche aquí, mañana a Hyderabad en autobús. A ver si sobrevivo jejejej (subo el post desde Hyderabad, así que estoy más vivo que nunca)
Hasta mi próximo post!
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