El sueño de una noche de verano (Campeones del mundo)

[Aunque me he saltado el orden con este post es algo que me habéis pedido mucha gente. Pronto volveré atrás para contaros todo lo que paso en Sudáfrica además del futbol.

Este post tan especial, va dedicado a todos aquellos que habéis aportado ayuda a los niños de Chezi. Gracias de todo corazón a las 26 personas que habéis ayudado. Sois los mejores, ojala hubiese más gente como vosotros. Aunque pensé que iba a aportar más gente, los que lo habéis hecho me habéis llenado de orgullo y felicidad. En total he recaudado un total de 12,700€. Muchísimas gracias por vuestra generosidad!!!! espero que os guste este relato.

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“El relato de un sueño no puede transmitir las sensaciones de ese sueño” Joseph Conrad

No, hoy no he podido dormir… lo mismo es que sigo dormido y no he despertado.

Me paro un segundo a hacer memoria… que ha pasado? Intento identificar todos los hechos que creo haber vivido en las últimas horas…! Me pregunto si acaso no estoy soñando…

Recuerdo que llegamos sobre las siete de la tarde del sábado al aeropuerto de Joburg. Habíamos cogido un avión en Durban, una ciudad cálida de la costa este de Sudáfrica donde habíamos vivido 4 días inolvidables. Como escrito en un guión, tuvimos que esperar casi una hora a que salieran las maletas. Mi hermano Fernando y yo ya hacíamos conjeturas con que maleta preferíamos que apareciese. El destino se encaprichaba con que sufriéramos un poquito. Incomprensiblemente, cuando ya dábamos todas las maletas por perdidas, fueron apareciendo una a una por nuestra cinta. Nada más salir del área de recogida de equipajes, nos vimos envueltos por una marea de gente vestida con tonos naranja chillón… estábamos a exactamente 24 horas de la batalla más importante de nuestra selección, nos sentíamos rodeados por el enemigo!

Decidimos alquilar un coche, al fin y al cabo, es lo más seguro y barato para moverse por Joburg. Desgraciadamente no quedaban GPS y decidimos confiar en nuestro sentido de la orientación y memoria (el trayecto al hostel ya lo habíamos recorrido otra vez).

No paso mucho tiempo para darnos cuenta que nos habíamos perdido. Este sueño empezaba a parecerse a una pesadilla… perderte en Joburg puede ser sinónimo de no volver nunca más… De pronto, mi querido amigo Steve Jobs con su Iphone 3GS nos dio la solución. No sé cuanto me costaría el roaming, pero no iba a escatimar para salir de la situación. El GPS del teléfono ayudado de la aplicación de google maps nos llevo a nuestro destino, el hostel Ball n’kicka.

En esos momentos ya estaba terminando el partido Alemania – Uruguay por el tercer y cuarto puesto. Como buenos aficionados al deporte rey, nos quedamos a ver el final. Yo personalmente prefería que ganase Alemania. Así nuestro pase a la final tenía más cache.

Intentamos inútilmente irnos a dormir, pero el sueño no nos terminaba de vencer. Los nervios estaban a flor de piel, no podíamos creernos que íbamos a ver una final de la copa del mundo, y mucho menos que esa final la jugase España. Al final, el cansancio acumulado hizo mella y cerramos los ojos. Cada cierto tiempo nos levantábamos, pero al ver que todavía no era de día volvíamos a intentar conciliar el sueño.

Finalmente a las 9am decidimos levantarnos, no podíamos estar un minuto más en esas literas. Fue una de esas noches intranquilas, que descansas poco pero te levantas lleno de energía y vitalidad. Tenía las mismas sensaciones que otras tantas veces he tenido cuando me despertaba un 6 de enero. No podías esperar a abrir los regalos, esta vez no podíamos esperar al partido.

El desayuno estaba incluido, consistía en un par de tostadas, café y zumo. Bueno, también una especie de puré que nadie fue tan valiente como para probarlo. Aquí conocimos a varios españoles que nos aconsejaron que fuéramos a pasar la mañana al Sandton City mall.

Al final tuvimos que volver a usar el iphone para ir a Sandton y casi ni con esas, ya que necesitamos de tres intentos para coger la autopista M1. Tardamos casi una hora entre el tráfico y aparcar. Todo un infierno! Y más con los nervios que teníamos.

Hasta las dos de la tarde no conseguimos poner un pie en ese gigantesco centro comercial. El barrio de Sandton en sí mismo es una burbuja dentro de Joburg, pero ese centro comercial, cuatro veces el plaza norte, era algo descomunal. Ahí estaban casi todos los españoles que veníamos a apoyar a la Roja. En la plaza de Nelson Mandela había varios bares y restaurantes que sin duda ejercían más poder sobre los nuestros que los tentáculos de mi querido amigo Paul.

Por ser un día muy especial, decidimos darnos un homenaje y tomarnos un súper solomillo de 600gr! Menuda pasada, encima conseguimos colarnos una lista de espera de al menos una hora… sería que le caímos bien a la camarera. Resulto que en el restaurante de al lado estaba en tenista nº 1 del ranking de la ATP. Si, el último ganador de Wimbledon, Rafael Nadal estaba a escasos metros de nosotros. Fernandito, que es un lanzado para estas cosas, decidió probar suerte y sacarse una foto con él. Para conseguir tal hazaña debía atravesar el fortín en el que se había convertido el restaurante. El comedor privado donde almorzaba Rafa estaba escoltado por un ejército de guardaespaldas que no hubiese tenido nada que envidiar a la guardia pretoriana de Roma. Ferdi me dejó ahí, escoltando su solomillo mientras él iba a sacarse la foto. A los 7 minutos ya estaba de vuelta con una sonrisa de oreja a oreja y con su foto con Nadal. Al parecer, reconoció a Ana Patricia Botín dentro de los comensales que compartían mesa con Rafa. Así, que ni corto ni perezoso la mando llamar y se auto presento. Como se la presentaron una vez en el AVE, pues no dudo en tutear con ella. Finalmente consiguió el salvo conducto para entrar al comedor y sacarse la foto.

Yo, que no quería ser menos, obligue al pobre Ferdi a terminar la carne para poder sacarnos ambos la foto con Rafa. Tras otra jugada maestra de mi hermano pequeño volvimos a conseguir meternos. Habían cambiado la guardia y ya no se acordaban de mi hermano, hecho que nos obligo a inventarnos otra historia. Finalmente conseguimos nuestro propósito.

Tras la comida reconocimos en una mesa de otro restaurante a nuestros amigos gallegos y de San Pedro de Alcántara que conocimos en Durban. Decidimos celebrar el re-encuentro y calmar los ánimos con un Gin&tonic. No hacía frio en Joburg y esta bebida refresca que da gusto..

Cuando me fui a dar un paseo para explorar más a fondo la plaza, me encontré con mi amigo Manolo el del bombo. Habíamos estado juntos en el partido contra Portugal y en las semifinales de Durban. También solicitaron mi presencia los del telediario de Antena 3 y La 1. Los pocos españoles que seguíamos a la selección cotizábamos muy alto.

El ambiente empezaba a bullir… los canticos de ambas aficiones se alternaban como si se tratará de una gran orquesta. Parecía una competición que consistía en ver quien tenía el cantico más espectacular, con más ritmo y quien lo cantaba más alto. Los nervios se hacían cada vez más presentes… y eso todavía faltaban cuatro horas para que empezara el partido que nos tenía que llevar a lo más alto o a la mayor decepción. No sé por qué, pero tenía una malísima sensación de que íbamos a perder. Estaba intranquilo, muy nervioso pero a la vez disfrutando del ambiente, de la gran compenetración que había entre todos los presentes, de la excitación del momento… parecían los segundos previos a abrir un regalo, justo ese momento en que estas quitando el envoltorio y no sabes que es, pero estás casi seguro que te va gustar. Si esto es un sueño… que no me despierten!

A las 16:30pm el nerviosismo se apoderó de nosotros y decidimos coger el coche y salir hacia el estadio. Nuestro plan inicial era ir al hostel de los malagueños que está relativamente cerca del estadio y de ahí coger el autobús de la Fifa que te deja en la puerta del Soccer City. No me hacía mucha gracia este plan ya que el hostel está justo en Soweto, el barrio más peligroso de Joburg con diferencia, pero era nuestra mejor alternativa. Como no teníamos GPS, uno de los malagueños y un canario se unieron a nosotros en el coche para indicarnos como llegar. No convenía perderse por esos lugares. Decidí dar las llaves a Fernando (el malagueño) ya que  sabía perfectamente el camino.

En nuestro camino encontramos bastante tráfico. Para hacer la espera mas llevadera empezamos a conjeturar con las posibilidades de ganar, nos hacíamos ilusiones, aunque nunca menospreciamos al rival. Ninguno de los ocupantes del vehículo estaba seguro de la victoria!! Hablamos de las promesas que habíamos hecho si ganábamos… La mía y la de mi hermano, era tatuarse una estrella.

Fernando tomó uno de los desvíos de la M1. Nos comento que era un atajo que nos ahorraría tiempo y tráfico y que él lo había descubierto hace unos días por error. El resto afirmamos a modo de aprobación; se notaba que ninguno sabía por dónde estaba. No tardamos en ver a lo lejos el imponente estadio. La carne se nos puso de gallina mientras todos contemplábamos en silencio la belleza arquitectónica de suntuoso bloque de hormigón. La sangre, empujada por el nerviosismo del momento empezó a fluir a más velocidad!

Mirábamos el reloj, el nerviosismo podía con nosotros... ya llevábamos una hora en el coche. Tomamos otro desvió y el tráfico nos obligo a reducir la marcha. Estaríamos a unos 10 km del estadio… bendita distancia. En el cruce que teníamos a unos 200 metros había unos 6 policías que solo permitían continuar a los VIPS que tenían una entrada con parking en los aledaños del estadio. Si no estabas dentro del grupo de elegidos tendrías que aparcar ahí o dar la vuelta y encontrar una ruta alternativa. Para nosotros aparcar ahí no era una opción, por mucho que había varios personajes de color con un chaleco fluorescente y un cartel de cartón en el que se leía “safe parking”, la zona de chabolas que rodeaba el aparcamiento y la distancia al estadio desaconsejaba esta opción. Por el contrario, tampoco nos apetecía darnos la vuelta… la hora del partido se acercaba.

Cuando llegamos al cruce vino una policía a pedirnos la entrada del parking, nosotros nos hicimos los locos y enseñamos la entrada del partido. La policía, cansada ya de lidiar con gente como nosotros nos indico que nos desviáramos o aparcáramos en uno de los “safe parkings”. Intentamos explicarla que íbamos a Soweto y que este era el único camino que conocíamos… pero ella no nos dejaba ni pronunciar dos palabras seguidas. Parecía el típico mensaje automático cuando llamas al 609 - Atención al Cliente (escoge opción 1 o la opción 2 pero que casualidad que la que tu quieres no está y no hay operadora con quién hablar… a que es frustrante?) En cuanto se despisto y fue a verificar la entrada del siguiente coche, decidimos seguir recto donde había otro policía bloqueando el paso. Nuestra amiga vino corriendo y gritando como una histérica! - Go Back! Go back! decía… vaya hombre, justo cuando estábamos a punto de convencer a su compañero. La situación se volvió algo tensa a la vez que nuestras caras parecían no entender nada de lo que nos decían (nada más lejos de la realidad). Debimos ser buenos actores porque llego el jefe y al vernos nos dio el “OK” para que nos dejaran pasar.

Un grito de alegría salió de todos nosotros!… nos hemos saltado el control de policía! Nos las prometíamos muy felices. No habíamos terminado de celebrar nuestro logro cuando divisamos otro control! jo@#!!! Pensamos! Que mala suerte…!!! En este control habría 8 personas verificando la entrada al parking. Si no la tenías, debías darte la vuelta en la rotonda donde se situaba el control. Estábamos a escasos 5km del estadio! Casi podíamos tocarlo. Sería una pena si nos mandasen de vuelta.

No sé como lo hicimos, los sueños tienen eso, no se recuerda todo…creo que fuimos esquivando coches parados que estaban sometidos al control y a los supervisores hasta que por fin vimos la recta que salía de la rotonda dirección al estadio. Justo en ese momento se nos acercaron dos personas, uno por cada lado dándonos el alto… creo que el malagueño y yo pensamos lo mismo. No había terminado yo de gritar ACELERA!!!!!!!!!! Cuando las ruedas del vehículo chirriaron, el motor se revoluciono hasta las 6000 vueltas y salimos disparados. Increíble pero cierto… se tuvieron que apartar para que no les atropelláramos. Mire unos segundos por el retrovisor, uno de los dos empezó a correr detrás nuestro, creo que no aguanto 5 segundos hasta que se resigno y se dio la vuelta. Cuando nos dimos cuenta, la adrenalina había invadido todo nuestro cuerpo! El corazón iba a las mismas revoluciones que nuestro pequeño Toyota Yaris! Nos acabábamos de saltar un control en Sudáfrica! Esto no podía ser verdad!

Seguimos la carretera dirección al Soccer City. Todos nos sorprendimos que no hubiese un coche de policía detrás nuestro después de lo que acabábamos de hacer. Cuando ya estábamos a 1.5km del estadio, vimos un parking de arena cuya puerta no estaba vigilada, todavía no sé porque no entramos ahí. El hecho es que seguimos la carretera. A partir de entonces empezamos a ver distintas entradas a los aparcamientos de los aledaños del estadio. Como era de prever, cada puerta estaba escoltada por no menos de 6 o 7 personas, incluido policías y gente de la Fifa. Solo había dos formas de entrar en uno de esos aparcamientos… o tenías la entrada o tendrías que sobornar a alguien. Nosotros solo teníamos la segunda opción. Nos acercamos a una de las entradas del parking y fijamos nuestra mirada en uno de los ayudantes. Debió ver clara nuestra intención, también ayudo que sacamos el brazo por la ventanilla del vehículo y dejamos ver un billete de 100 Rands (equivalente a 9€). El ayudante se fue acercando hacía nosotros, también haciéndose el despistado… pero justo cuando estaba a 2 metros vino por detrás el encargado de la Fifa. Estaba claro que teníamos que abortar la operación.

Unos 100 metros más adelante había otra entrada de parking y volvimos a proceder de igual forma. Esta vez fue un policía quién se acerco. Creo que tuvimos la mala suerte de encontrarnos con el único policía honesto de todo Sudáfrica!! Cuando vio el billete se cabreó un montón con nosotros y nos obligo a dar media vuelta! Aviso a otros policías y les advirtió que no teníamos la entrada del parking. @#@Ç#! No podíamos haber llegado tan lejos para nada!!

Dimos la vuelta y lo volvimos a intentar con el ayudante del primer parking. Llamamos la atención de nuestro amigo aprovechando que el jefe de la Fifa no estaba y el resto de personajes estaba discutiendo con el coche de enfrente. El ayudante debía de saber que no contaba con mucho tiempo y se acerco rápidamente, nos dimos la mano como cuando se saludan dos hombres de negocios, salvo que está vez había un billete oculto en nuestra palma. A cambio de nuestra generosidad, nos puso una pegatina azul en el cristal delantero del Yaris dándonos así el acceso a tan preciado parking. Que “subidon”!! tras tantos controles jamás pensé que lo lograríamos!

Eran las seis de la tarde cuando cerramos el coche y nos dirigimos a pie al estadio. No cabíamos de excitación, el ambiente en el parking ya se notaba y ni os cuento a medida que nos acercábamos al soccer city. Tuvimos que esperar media hora a que apareciesen los amigos de Fernando (el malagueño) en la puerta exterior E. Como este tenía las entradas de sus amigos no podía entrar y nosotros decidimos esperarle. Si se hubiesen retrasado un poquito más no creo que hubiese tenido misericordia, me moría de ganas por entrar.

 

Para llegar a nuestro asiento tuvimos que atravesar dos controles más y rodear todo el estadio. Los últimos metros los hicimos corriendo, la ceremonia de clausura del mundial estaba a puntito de empezar y no nos queríamos perder el comienzo del Waka Waka de Shakira. Los nervios nos traicionaron y nos confundimos de puerta… al final, y tras dar un par de vueltas a todo correr, conseguimos localizar nuestra entrada.

Como ha venido siendo costumbre durante todo el mundial, nuestra federación de futbol volvió a despreocuparse de los aficionados españoles y en vez de sentarnos a todos juntos en una misma zona, nos volvió a desperdigar a todos por todo el campo. Daba envidia ver a los aficionados holandeses como cubrían parte del graderío con sus camisetas naranjas. Fer y yo tuvimos la mala suerte que justo detrás de nosotros se sentaban 20 holandeses de gran tamaño. Como estos partidos hay que verlos bien arropados, decidimos cambiarnos de sitio. Cerca de nosotros se encontraban parte de los españoles que al igual que nosotros habían estado siguiendo a la selección durante todo el mundial… muchos de ellos ya eran amigos, así que nos abrimos un hueco junto a los pocos españoles que estábamos ahí. La gran hermandad que había era impresionante! Solo así se conseguía que muchos pudiéramos compartir un asiento con otra persona.

Las luces del soccer city se tornaron azules, a la vez, las notas del Waka Waka de Shakira empezaron a sonar por todo lo alto. En medio de un escenario que habían montado sobre el césped apareció una rubia moviendo su cuerpo al son de cada nota que sonaba por los altavoces. Shakira empezó a darle un toque latino a la final de la copa del mundo. Acababa de empezar la ceremonia de clausura. Las cámaras de todos los presentes inmortalizaban el momento. Un show de luces, fuegos artificiales, imágenes, sonidos, cantantes y figuras nos hizo olvidar por unos minutos la tensión del momento. Las 93,000 personas ahí presentes disfrutamos en directo de un espectáculo increíble, no falto de nostalgia por suponer un punto y aparte de cuatro años. No cabía duda que todos habíamos disfrutado de este mundial y había llegado ya el momento de despedirse, el último partido, el número 64, estaba a punto de empezar. Fueron momentos de emocionantes, el punto álgido de la ceremonia lo protagonizo Nelson Mandela. El estadio entero se puso en pie para aplaudirle, es un gran ejemplo para todos.

 

Los 30 minutos que pasaron desde que termino la ceremonia hasta que sonó el pitido inicial se tornaron eternos. Aprovechamos a saludar a los nuevos amigos que habíamos hecho durante las últimas semanas. Abrazos por un lado, abrazos por otro… todos nos dábamos muchos ánimos conscientes de que los íbamos a necesitar. Hubo un loco que salto al campo y casi se lleva la copa…

 

 

La entrada de los jugadores en el campo desato la locura! Todos los presentes entonamos con más orgullo que nunca el Yo Soy Español!! Ninguno de nosotros se podía creer lo que sus ojos veían… una final de la copa del mundo y que España la jugase. Totalmente priceless. El himno de España empezó a sonar por los altavoces del Soccer City Stadium, a la vez que un escalofrío atravesó mi cuerpo dejándome la carne de gallina. Sinceramente, creo que mi mente no se creía lo que estaba viviendo, estaría soñando? Si es así, no quería que terminase, era demasiado bonito…

Y sonó el pitido que daba comienzo al partido! Ambas aficiones, siguiendo unas reglas no escritas dieron su aprobación con un gran aplauso que duró varios minutos. Fue entonces cuando volvieron los nervios, la tensión, los miedos, los rezos, las invocaciones, las promesas…

Como en todos los partidos del mundial, volvimos a tener problemas cuando quisimos animar a la roja de pie… teníamos hasta nuestra propia canción al respecto: - Los españoles, animan de pie…! Los canticos nos ayudaban a descargar parte de la tensión que íbamos acumulando con cada jugada, con cada toque de balón, con cada falta, tiro o acción que iba sucediendo. A medida que pasaban los minutos, también aumentaba nuestro sufrimiento, aumentaba la emoción del momento, aumentaba nuestra diversión. Aunque parezca contradictorio “eso es así”, los sentimientos cambiaban cada minuto en función de quien tuviera el balón, de si estabas cantando y saltando o guardabas silencio expectante a como terminaba una jugada.

“España saltó al terreno con el afán de llevarse por delante a su adversario. En los primeros minutos dispuso de una ocasión clara para convertir un cabezazo de Sergio Ramos que rechazó el portero Maarten Stekelenburg”

“La primera parte transcurrió con el esférico rodando en la zona media del campo y con un ida y vuelta sin mucha profundidad, con la excepción de un disparo bajo y esquinado de Arjen Robben sobre el final, que desvió Iker Casillas al corner.” Holanda parecía que jugaba al futbol australiano donde las patadas, codazos y demás golpes son validos. Aún así, España no se achanto y aguanto con valentía los hachazos de los holandeses.

Con el marcador cero a cero llegamos al final de la primera parte. Momento que aprovechamos para descargar tensión y comentar jugadas. Que mal lo veía, estábamos jugando muy bien pero tampoco creábamos mucho peligro, en cualquier momento Holanda podía hacer de las suyas.

En la segunda parte España volvió a ejercer la autoridad sobre el balón, con su habitual paciencia para manejar las acciones. Holanda se encerró en su terreno, siguió dando patadas y apostó por jugar al contraataque para intentar romper la igualdad. Menos mal que no lo consiguió.

Fue así como estuvo a punto de hundirnos en la miseria, con dos jugadas protagonizadas por Robben. A los 62’, el extremo ex jugador del Real Madrid, picó rápido ante un pase de otro ex del Madrid, Wesley Sneijder y definió por bajo, pero su ex-compañero, “San Iker Casillas”, desvió con el pie derecho de forma casi milagrosa. A los 83’, el número 11 se escapó primero de Carles Puyol y después lo intento con Casillas. El 1 de España, que debe conocer mucho a su ex–compañero, no cayó en la trampa y atajo la pelota sin dudarlo. Nuestro corazón casi se para en ambas ocasiones, el rostro de más de uno se torno blanco, segundos después, el aire volvía a entrar en los pulmones y todo quedaba en un susto.

Los campeones de Europa también tuvimos nuestras ocasiones: una jugada en la que Jesús Navas sirvió a David Villa, quien disparó a centímetros de la línea de gol y su remate rebotó en un defensor holandés, y un cabezazo de Ramos que se fue por encima del larguero.” En estas ocasiones, la emoción se contenía en el cuerpo, el tiempo se detenía, un silencio callaba el sonido de las “vuvuzelas”… segundos después, no querías creer que el caprichoso balón no hubiese entrado, suspirabas esperando no tener que acordarte de la ocasión fallada, cuando te recuperabas, los pulmones se volvían a llenar de aire para cantar todavía más alto una canción de apoyo a nuestra querida selección.

El tiempo fue transcurriendo, tic, tac, tic, tac, se podía sentir la tensión en el ambiente, el drama podía caer en cualquiera de los dos bandos con cualquier acción, una simple ocasión podía significar el final de un sueño… Había tanta tensión que nadie podía sentarse, ya no había discusiones, ni quejas, nadie aguantaba sentado en su sitio. El tiempo se agoto y el árbitro señalo con un pitido el final de la segunda parte… El partido se tendría que decidir en la prórroga o en los penaltis. No me gustaba el cariz que estaba tomando el partido, estaba seguro que si llegábamos a los penaltis nos quedaríamos con las ganas de levantar la copa.

En la prórroga, la Roja continuó controlando el juego ante una Oranje que aguantó los embites y hasta sufrió la expulsión del sucio John Heitinga. Seguíamos empujando, gozando de ocasiones y no entraba ninguna! No me lo podía creer!!! Nadie se movía de su sitio, sabíamos que el gol estaba cerca y que era España quién lo merecía. Pero de sobra sabemos que el futbol si carece de algo, es de justicia. Empezó la segunda parte de la prorroga, ninguno de los presentes se podía sentar! nuestra afición no decaía y seguimos animando a España con más empuje que nunca… Si amigos, todo español ahí presente lo sabía, era el momento de darlo todo, era un momento AON, Ahora o Nunca… y AHORA, en el minuto 116 de partido, por fin llegó el éxtasis, la conquista: Iniesta recibió una milimétrica asistencia de Cesc Fábregas y sacudió la red desatando la locura. Digo locura porque no se cómo describirlo… yo tarde 10 segundos más que el resto en creerme que la pelota había entrado! Ya estaba haciendo mi lista de preferidos para lanzar los penaltis cuando Iniesta hizo historia. Con 10 segundos de retraso, aunque parecieron minutos, vi como todos los de mi alrededor se fundían en abrazos, los unos con los otros, felicidad, jubilo, la gente no cabía en sí… cuando fui consciente del gol, una fuerza que luchaba por salir 116 minutos y 10 segundos exploto de golpe, una inmensa alegría recorrió cada vena de mi cuerpo, me uní al resto de los presentes en abrazos, saltos, y más abrazos!! Pero todavía quedaban 4 minutos más de partido, 4 minutos de angustia…

 

Ya habían pasado 3 minutos y lo teníamos claro… íbamos a ser campeones del mundo!! Tal fue así, que todos al unísono empezamos a cantar al ritmo de la canción de Seven Nation Army… somos campeones del mundo!!

Un minuto más y alcanzamos la gloria! por primera vez en nuestra historia, con inteligencia, agallas y buen fútbol… si, España se proclamaba campeona del mundo! Este fue el momento que muchos españoles llevábamos esperando toda nuestra vida! Por fin, España ganaba un mundial, y nuestros ojos lo presenciaban en directo… que sueño más bonito! En vez de describir lo que sentimos en palabras, os pongo el video que grabo cuatro al finalizar la semifinal contra Alemania y otro que grabe yo en la final.

 

 

Y empezó la celebración, Fernandito emocionado me daba un abrazo que casi me rompe la espalda (está muy fuerte!) Ibas abrazando a todos los que se encontraban cerca de ti y también a aquellos que ya conoces desde el partido de honduras! Eran abrazos de alegría, con mucha emoción y cariño… los presentes habíamos compartido algo único, algo que quedará ahí para siempre! Había parejas dándose besos, gente llorando de alegría y emoción… La afición no cayó un segundo, todos seguían cantando, animando y felicitando a nuestros campeones del mundo!! Quién me lo iba a decir… sabía que tenía que ver este mundial, pero no sabía que el premio iba a ser tan grande!

Bajamos un graderío para celebrarlo con más españoles que estaban al pie del estadio. Las cámaras de televisión no tardaron en aparecer… todos querían unirse a nuestra fiesta! Incluido la policía, aunque ellos con intención de terminarla!! Tras varios empujones y malas formas, seguimos cantando a las afueras del estadio. Nadie quería irse, todos queríamos alargar lo posible esos minutos, esa felicidad!

El cansancio acumulado y la tensión aflorada se empezaban a notar, aún así… no queríamos irnos a dormir, ya que inevitablemente tendríamos que despertar y descubrir que todo había sido un sueño… Fuimos a Sandton a celebrar la victoria!

No, hoy no he podido dormir… lo mismo es que sigo dormido y no he despertado... Me voy a la ducha y cuando me veo en el espejo, hay algo que llama mi atención. Algo muy pequeño, @#!!!… si es una Estrella. Entonces sonrío y me doy cuenta que esa estrella es algo más que tinta sobre carne, es una promesa cumplida, es un sueño hecho realidad.