viernes, 25 de febrero de 2011

Mis últimos días en María Rani

El viernes y el sábado (de la semana pasada) los necesite enteros para corregir los errores que había en los libros contables y alguno que se me escapo en el Excel. También aproveche a enseñar a Sister Alfonsa su funcionamiento. Espero que poco a poco se vaya acostumbrando y dando cuenta no solo de la rapidez del invento, sino también que los errores se reducen casi a cero! Según he planteado la herramienta (que técnico me ha salido), el Excel te avisa si hay algún error.


El sábado fui un rato a sacar unas fotos de la casa de ancianos. Como ya os comente en mi primer post de la India, esta casa empezó siendo un leprosorio. Debido al efecto combinado del descenso en número de enfermos de lepra y del aumento del número de ancianos, las hermanas decidieron cambiar el uso al edificio.
Es increíble la emoción de los pobres mayores cuando les haces una visita. Su cara es el reflejo de su alma, su sonrisa expresa su enorme gratitud. Tu te sientes algo raro, no has hecho nada y ya les has hecho felices, aunque sea por un rato. La mayoría de ellos han sido abandonados por sus familias (algo que no es muy común en la India ya que el respeto a los ancianos es algo que se toma muy en serio). Las hermanas están pendientes de ellos a todas horas. Gracias a la casa, tienen un hogar donde dormir, donde comer, donde curarse cuando enferman y casi más importante, donde relacionarse.
Llegue justo a la hora de comer, estaban disfrutando de su plato de arroz con verduras como si fuese el último. De vez en cuando, interrumpían su rutina de rebañar el plato con sus manos para comentar algo a una compañera o a una de las hermanas. Se les ve felices y contentos, se les ve muy agradecidos.
Ahora solo hay 15 ancianos, pero poco a poco va creciendo. Poco a poco la voz se va corriendo, más gente se hace eco de este proyecto y se presentan en la puerta. Como no puede ser de otra forma, las hermanas siempre tienen los brazos abiertos para acoger a cualquier necesitado. Hay unos cuantos que solo vienen a comer. Saben que las hermanas les van alimentar, así que poco antes de la 12h siempre aparecen un par de ancianos, comen, charlan y se van a dormir a no se donde. Algunos a su "choza", otros no tienen tanta suerte y duermen a la intemperie. Me pregunto cual será el motivo que le impide a estos ancianos dormir en el centro. No será porque las hermanas no se cansen de ofrecerlo.
Este proyecto apenas lleva un año. Se consiguió la financiación justa y las hermanas empezaron fieles a su estilo. Dios proveerá. Ahora, tras un año operando, la financiación se está agotando. Por eso fui a sacar fotos. Las hermanas necesitan ayuda y para pedir financiación a distintas ONGs, hacen falta fotos.
Lo más normal es apadrinar niños, siempre prensamos que los niños tienen toda una vida por delante, un futuro y nosotros podemos cambiarlo. Eso es así y es increíble que con tan poco podamos hacer tanto por muchos niños (por pocos comparado con los que hay). Lentamente, empezando por abajo, vamos cambiando y mejorando el país. Todos deberíamos apadrinar algún niño. Pero hoy quiero pensar en los mayores. En aquellas personas que llevan tantos años de sufrimiento, luchando por su vida, por la de sus familias. Nunca tuvieron suerte, no eligieron donde ni cuando nacieron. No quiero pensar como era la India hace 70 años, pero seguro que fue una lucha de supervivencia, un sufrimiento que les dejó marcados por dentro y por fuera. Su tez dura, sus arrugas, su silueta te lo dicen nada más verlos, nada más tocarlos. No hace falta poner los dedos en las llagas para saber que las cicatrices de una vida así han llegado hasta lo más hondo. Ahora, como siempre, abandonados a su suerte, no tienen mejor final. Estos ancianos se merecen que pensemos también en ellos. No se merecen terminar una vida durmiendo en la calle, a expensas de cualquier enfermedad, a expensas de la caridad. No se merecen ser rechazados por su sociedad, pero tampoco por la comunidad donante. Hay que pensar que antes o después, con suerte, todos llegaremos a ancianos. Ya de por si creo que es una situación difícil,  melancólica, triste, poco a poco tus sentidos te van abandonando, tu fuerza se va, tu salud se deteriora, y eres plenamente consciente de ello. Mirar atrás y pensar en todas las cosas que eras capaz de hacer, pensar en las que solo puedes hacer ahora, con suerte todavía eres independiente. Poco a poco te das cuenta que llega el final, llega tu hora, le llego a tu mejor amigo, a tu primer amor, al de toda la vida, a tu otro amigo… inevitablemente sabes cual va a ser tu final pero no sabes cuando ni como. El tiempo nunca a pasado tan rápido, nunca ha pasado tan despacio. Si tienes a tus seres queridos, a tus hijos, a tus nietos, a tus otros amigos, la lucha es más apacible. Si te sientes querido y estas entretenido, estoy seguro que disfrutaras de estos últimos años de tu vida, serás feliz. Ahora pienso en estos ancianos, luchar contra todo esto, y luchar solos, sin recursos, durmiendo en la calle, a merced de quién quiera darles algo de comer, de quién quiera darles una limosna.  
La labor de estas hermanas es increíble. Dignifica el final de estas personas, cada vez más cerca, pero cada vez más felices. Las hermanas no solo les dan un hogar y algo que comer. A los que enferman, les curan, a los que no pueden valerse por ellos mismos, les visten y les lavan, a los que lloran, les consuelan, a los que se caen, les levantan, a los que mueren, les entierran.
Si quieres contribuir, mándame un mail (ah.aon2010@gmail.com), cualquier aportación, por poca que sea, ayudaras a estas personas de las que tenemos tanto que aprender.
Antes de sacar las fotos a los mayores, pase por orfanato que tienen las hermanas. Lo mejor es verles sonreír, contentos. Todos saben como me llamo y no me lo explico. Todos jugando, contentos tras una larga semana de colegio. Era sábado por la tarde y apenas hacía unas horas habían dejado la escuela. Se estaban preparando para la cena.
Tras ver a los ancianos, de vuelta, entré en el orfanato para sacar las últimas fotos de Peddapendial. Todos los niños estaban sentados en el suelo, ordenados, y en silencio. Son bastante disciplinados. Aproveche para ver sus cuartos. No os creáis que tienen camas. Duermen todos en el suelo, en una especie de colchoneta fina. A estas horas todavía están apiladas en una esquina y son las mochilas del colegio y los pequeños baúles los que hacen de mobiliario en las habitaciones.
Me despedí de los niños y volví a mi comunidad. A mi llegada vi a todas las niñas del internado estudiando y haciendo los deberes. Son bastante aplicadas. Es una pena que tengan que estudiar en el patio del colegio, al aire libre y en el suelo. 
Mi última noche en Peddapendial fue tranquila. Aproveche a ver las fotos, a trabajar en distintos proyectos personales y a leer. Cuando me di cuenta eran las 2am!! Mierda, si a las 7am tengo que estar en pie!!
Como siempre, me costo dormirme. Cuando menos te lo esperas, cuando más dormido estás, sonó el despertador. Me costo levantarme más que nunca. Eso sí, la "ducha" de agua fría terminó la labor  que el despertador había solo empezado. En el desayuno, Sister Lilly me comento que tenía que coger el tren de las 9:30am, así que a las 8:30 tenía que estar listo. Tiempo justo y suficiente para terminar la maleta.
Me despedí de la mayoría de las hermanas. Sister Lilly y Siter Merline me acompañaron a la estación en el "tuc tuc" de la comunidad.
Con mucha pena abandone la comunidad que me había alojado durante mis primeros 20 días en la India.
Hasta el próximo post, dentro de muy poco.




Alvaro H

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